Neo Carmona
La
asamblea informativa que encabezó ayer el señor rector de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo (UASD), doctor Iván Grullón Fernández, junto a demás
miembros del Honorable Consejo Universitario y ex rectores de la UASD, ha
servido para evidenciar, primero, que de acuerdo a los compromisos de la
academia detallados por el vicerrector administrativo maestro Editrudis Beltrán
Crisóstomo, y a sus respectivos montos, a la institución se le hace imposible
en este momento asumir la demanda de un 15% de aumento salarial que plantea la
Federación de Asociaciones de Profesores de la UASD, FAPROUASD, y que mantiene
en la incertidumbre el inicio del presente semestre 2017-10 que, cuando menos, debió
haber iniciado como contempla la programación docente.
Segundo,
que los enfrentamientos personales entre dirigentes del gremio y la rectoría, y
quienes defienden de ambas partes una y otra postura, agudizan aún más la
problemática llevándose de paso el desarrollo del calendario académico en perjuicio
del futuro de los estudiantes, que son la razón de ser de la Universidad
Primada de América.
De
la desvirtualización y politización de la lucha, el debate y la misión de la
Universidad no saldrá sino el hundimiento de la academia y su muy bien ganado
prestigio como la institución más importante, de mayor trascendencia e impacto
social en el pueblo dominicano.
Si
no se impone la sensatez y la cordura, si todos/as tenemos la razón, si ninguno/a
está dispuesto/a a ceder y dar un paso adelante en favor del diálogo y el
entendimiento y pensar más allá de las diferencias que nos separan, en el
objetivo común de cuidar y preservar este patrimonio de la patria al que
todos/as le debemos, sino todo una gran parte de lo que somos y tenemos; si la
lucha es a muerte, entre enemigos/as acérrimos/as y no entre compañeros/as académicos/as
llamados/as y ser ejemplo, entonces el cadáver será el de la UASD y todos/as
llevaremos sobre nuestros hombros la responsabilidad y la vergüenza.
Los
hijos e hijas de este pueblo no nos lo van a perdonar. Pero tampoco nos lo vamos
a perdonar nosotros/as.
El
autor es estudiante y servidor universitario
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