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lunes, 25 de octubre de 2021

El presidente Luis Abinader es el principal garante de la Autonomía de la UASD


Neo Carmona 

La Universidad Primada de América es el patrimonio cultural y social más importante con que cuenta la República Dominicana. Y su autonomía, carácter social, plural, democrático y abierta a todas las corrientes del pensamiento, es el legado más genuino de la Guerra Patria de Abril del 1965 y el Glorioso Movimiento Renovador, que le arrancó nuestra UASD a los esbirros de la tiranía trujillista y la convirtió en la cuna de las ideas más progresistas y de defensa de las libertades del pueblo dominicano. 

Como líder de la Nación, el presidente Luis Abinader Corona es el principal garante de la institucionalidad, desarrollo, autonomía e independencia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Si recordamos que la Autonomía Universitaria está consagrada en la Constitución de la República, el compromiso del presidente es doble pues, al asumir su cargo, juró cumplir y hacer cumplir la Carta Magna. Es decir, no estamos hablando de cualquier cosa. 

Superado este punto, no podemos hablar de una UASD que ejerza plenamente sus facultades constitucionales si esta no puede llevar a cabo sus elecciones ordinarias para elegir a sus autoridades libremente, sin la intervención directa del Gobierno, que no es parte del proceso y que, por demás, debe procurar, sobre todo con su neutralidad, a que estas se realicen de forma diáfana, transparente y democrática como ha sido nuestra costumbre. 

El presidente Abinader, en quién este pueblo dominicano depositó sus esperanzas de Cambio real e institucionalidad y modernización del Estado. Que nombró a una jueza de trayectoria impecable e imparcial frente al Ministerio Público, como la magistrada Miriam Germán Brito. Y que para garantizar la necesaria independencia de la justicia dominicana le propone a la sociedad una reforma constitucional que, inclusive, limita los poderes del ejecutivo, no puede ser el mismo presidente que mire hacia otro lado mientras directamente del interior del gobierno, y específicamente en su nombre, se comprometen los recursos del Estado, se ofrecen prebendas y se amenaza a profesores, dirigentes políticos, estudiantiles y empleados para tratar de imponer en la UASD un proyecto rectoral que, por su naturaleza y carácter, no cuenta con el respaldo de la mayoría de la comunidad universitaria. Eso sería, además de doble moral descarada, parte de la corrupción gubernamental que el propio presidente ha demostrado combatir. 

El presidente Luis Abinader no puede permitir que se afecten sus buenas relaciones con la UASD, se dañe la imagen de su gobierno y se ponga en entredicho su palabra por aquellos asistentes y ministros que, ciegos de poder, hoy mantienen vigentes las prácticas malsanas que tanto mal le han hecho a nuestra sociedad. 

Es su imagen, su palabra, su compromiso; es su Gobierno. Pero, sobre todo, es el anhelo más profundo de Cambio en la administración del Estado y en el ejercicio político que él nos prometió a todos los dominicanos y las dominicanas.

 

El autor es servidor universitario