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viernes, 26 de marzo de 2021

“Posverdad” en la política universitaria


               “La posverdad no es más que el reino de la mentira”.

Albert Medrán

(Director de comunicación de Change.org en España)


Neo Carmona 

El importante Diccionario Oxford definió posverdad (post-truth) como una “circunstancia en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales”. Además, la nombró palabra del año, como no podía ser de otra manera en aquel 2016 que convulsionaba al mundo entero con la victoria de Trump, en Estados Unidos. Y, en Europa, la salida del Reino Unido de la Unión Europea en el llamado Brexit. Esto sin mencionar, también en Europa, el rechazo italiano al referéndum para la reforma constitucional que propuso Matteo Renzi. Y más cerca de nosotros, en Colombia, el 50,21% con el cual se impuso el "no" al "si" impulsado por el presidente Juan Manuel Santos, en el referéndum para decidir sobre un acuerdo de paz con las FARC.  

Por su parte, la revista The Economist describe el concepto de posverdad como una confianza en afirmaciones que se “sienten verdad” pero no se apoyan en la realidad.

Al margen de quienes defienden la posverdad como un término novedoso para interpretar realidades que a todas luces desafían la lógica elemental y la verdad que avalan los hechos y los datos comprobados, me circunscribo entre quienes sabemos que se trata de un simple eufemismo para disfrazar mentiras, difundidas con plena conciencia de que lo son y con el fin de confundir, engañar y conquistar adeptos a causas que, inclusive, tomando en cuenta que tengan que recurrir a estas artimañas, debemos obligatoriamente dudar de sus bondades.

Aterrizado a la política universitaria, estamos hablando de un proyecto político, sin discurso ni propuestas serias, reales y creíbles. Y, por demás, sin vocación académica, como si nuestra UASD no fuera el patrimonio cultural y educativo más importante del país, el cual estamos en la obligación de preservar para que siga cumpliendo su misión en favor de las presentes y futuras generaciones.

De ahí a que recurren a las mentiras más evidentes y que invierten cuantiosos recursos en difundirlas en medios de comunicación masiva y redes de interacción de docentes y empleados, a fin de posicionar en el imaginario popular y académico una aceptación imposible, dada la naturaleza del proyecto en cuestión, el perfil de sus protagonistas y los intereses que representan.

En la UASD, las fake news (noticias falsas), alternative facts (hechos alternativos), término que hizo famosa a Killyanne Conway, consejera del ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump, y precisamente por defender una mentira. Ni la post-truth (posverdad) tienen cabida en nuestra institución. 

Porque aunque ellos crean que no, la Universidad Primada de América es una academia, compuesta por pensadores y pensadoras, intelectuales del más alto nivel, creadores y creadoras de conocimientos, formadores y formadoras de los profesionales y las profesionales que garantizan el desarrollo del país. 

La UASD no es un ayuntamiento. Y la rectoría, su máxima representación ejecutiva, no es un premio de consolación que deba otorgarse por el simple hecho de acumular muchos años dentro del campus universitario.

 

El autor es servidor universitario

jueves, 18 de marzo de 2021

Más allá de las tres causales: El derecho de las mujeres a decidir

Neo Carmona

Empecemos por lo primero: El aborto debe ser legal, seguro y con asistencia económica y emocional por parte del Estado en cualquier circunstancia que la mujer, como dueña de su cuerpo y de su vida, lo decida. Así de simple.

Pero mientras llegamos a ese nivel ideal de desarrollo, consciencia colectiva y sentido común, el legislador está en la obligación de garantizar que las mujeres, niñas y adolescentes; pobres y vulnerables, que se vean en la necesidad de recurrir a esta práctica, no sigan perdiendo sus vidas con abortos clandestinos. Las ricas, evidentemente, no tienen ese problema. Pues lo pueden hacer de forma segura fuera del país. Pero también dentro, porque ni que nos fuéramos a llamar a engaño.

El oscurantismo religioso, la doble moral política y la hipocresía descarada no pueden seguir condenándonos como sociedad y condenando a nuestras mujeres, niñas y adolescentes a una muerte y traumas inminentes con embarazos incompatibles con sus vidas y productos de violaciones e incestos.

Y si no pueden ni siquiera garantizar las tres causales que darían paso, no a más abortos sino a que se practiquen de forma segura y sin riesgos para las mujeres, de qué nos sirve tener un código penal, un legislador y llamarnos un Estado de Derecho.

El presidente Luis Abinader está en la obligación moral no solo de observar el código si se aprobase sin las causales, sino también de propiciar, como líder del país y del partido que ostenta la mayoría en el Congreso Nacional, que sus legisladores y legisladoras aprueben un código penal que incluya, como mínimo, las tres causales. Tal y como se hace con los cuantiosos préstamos internacionales: de urgencia, en dos lecturas consecutivas y sin discusiones infames.

Es tiempo ya de marcar el rumbo que nos saque de la ignominia, el ostracismo y la vergüenza.

 

El autor es dominicano

miércoles, 10 de marzo de 2021

Jorge Asjana: El hombre que supo sacrificarse siempre y esperar su tiempo

Neo Carmona 


Si le preguntamos a los colegas cirujanos de Jorge, todos le apoyan. Sin embargo, como un común denominador, ninguno entiende completamente cómo siendo un profesional tan excelente en su área, no se dedicó a la práctica médica privada de la cirugía, lo cual; sin dudas, le habría hecho millonario. Algo en lo que también coinciden.   

Lo cierto es que Jorge siempre tuvo clara su vocación de maestro. Y más aún, su anhelo de servir y devolver a su Alma Mater el haberlo formado como uno de los mejores cirujanos de nuestro país.  

Es con este norte que Jorge empieza su carrera en la gerencia académica, desde la coordinación de su cátedra para más adelante dirigir su escuela, su facultad y llegar hasta la vicerrectoría docente de la academia. Reelegido en cada una de estas posiciones con el más amplio apoyo de sus pares. Y con características más que especiales que jamás podrían ser ignoradas: Como cuando repitió en el decanato por consenso y sin oposición alguna. O como en las dos ocasiones que ganó la vicerrectoría, a pesar del revés sufrido por sus acompañantes de fórmula. Lo que demuestra no solo la gran confianza del Claustro en su profesionalismo y gestión académica sino también una base de apoyo genuina y fuerte que le sigue independientemente del lugar donde se encuentre y que Jorge muy bien que ha sabido trasladar en beneficio de los proyectos a los que apoya. Inclusive sin él ser candidato. 

Con su preparación, carácter institucionalista, visión de futuro y sus altos estándares de respeto y servicio apegado a la ética y la moral cómo ninguno, hace ya muchos años que Jorge Asjana debió ser el rector de nuestra academia. Sin menoscabo de los avances y transformaciones que hemos experimentado en los últimos años, la UASD sin dudas fuera otra. Pero Jorge jamás pondría sus intereses y sus legítimas aspiraciones a servir desde la posición más alta, la rectoría, por encima de los intereses generales de la academia. Así las circunstancias le pusieron siempre a prueba. Nunca hubo discusión. Se trataba de la UASD, siempre en la disyuntiva de coyunturas eleccionarias históricas en las que estaba en juego su permanencia y pertinencia como patrimonio auténtico de la nación dominicana. 

Y Jorge siempre lo tuvo y lo tiene claro: entre él o la UASD su decisión siempre es la UASD y su bienestar, lo que mejor le conviene a su futuro y al de todos. 

Sin titubeos, sin buscar prebendas, sin aspirar jamás a repartirse la UASD cuán botín, sin condiciones más allá del desarrollo y fortalecimiento institucional por el que siempre ha trabajado. Así supo Jorge cada vez jugar su rol histórico y ponerse a la altura de lo que se espera de un académico auténtico y líder político comprometido. Negociantes siempre los hubo, siempre los habrá. Pero ninguno fue ni será Jorge Asjana David.  

Un hombre de lealtad y firmeza, al que jamás le tembló el pulso, ni se le infló el orgullo, aun pudiendo, para poner su buen nombre, su prestigio y sus fuerzas y equipo académico en favor de las fórmulas en las que tuvo a bien participar, con la plena conciencia que esa era la decisión correcta por el bienestar de la Universidad. Y que ese compromiso ineludible jamás encontraría resistencia. No en él. No con él. No por él. Negociadores y oportunistas siempre los hubo. Si siempre los habrá. Pero en ningún caso se llamará Jorge Asjana David.  

Si hay un líder político en nuestra Universidad que ha sabido prepararse, sacrificarse y esperar su tiempo para dirigirnos, ese es Jorge Asjana David: nuestro Rector del 2022-2026. 

¡Es tiempo de Jorge, es tiempo de la UASD! 

 

El autor es estudiantes y servidor universitario