Neo Carmona
2. Conocer
la UASD no es solo saber cómo esta funciona sino, y más aún, como no debe
funcionar para que pueda preservarse para las presentes y futuras generaciones.
3. Tener
muchos años en la universidad no significa, necesariamente, que se hayan
acumulado la experiencia y las capacidades gerenciales e intelectuales
necesarias para dirigirla. Los ejemplos sobran.
4. Ser
carismático está bien. Pretender que eso es lo único que se necesita para ser
rector, no.
5. La
gerencia se mide en resultados no en el número de veces en que se ha ocupado un
puesto determinado. Es bien sabido que la mayoría, también se equivoca. Y qué
coyunturas políticas específicas explican por qué algunos se alzaron con el
santo y la limosna.
6. Tener
discurso va más allá de hablar correctamente. Es, sobre todo, saber de lo que
se habla.
7. No
tener discurso significa no saber de lo que se debería hablar en una academia.
Es la muestra más evidente de la falta de preparación para dirigirla. Nótese
que no me estoy refiriendo a hablar bonito. Para eso están las maestras de
ceremonia.
8. Donde
quiera se cuecen habas. Pero de ahí a pretender que se puede comprar la
voluntad de la comunidad académica con dinero, la diferencia debe ser mucha.
9. El
partido de gobierno, naturalmente, como ente político activo en la sociedad y
representación en la academia, tiene incidencia a través de su miembros en la
política universitaria. Esto no significa que desde el Palacio Nacional o desde
un ministerio se pueda imponer el rector de la UASD.
10. El
Presidente Luis Abinader Corona es el principal garante de la institucionalidad
y de la autonomía de la Universidad Primada de América.
11. La
mentira como estandarte de campaña es insultar al profesorado que,
naturalmente, “conoce al cojo sentado y al ciego durmiendo”.
12. Ser
rector es cosa seria. No un relajo. Ser el máximo representante ejecutivo de la
UASD no es un premio de consolación que deba otorgarse por capricho y para
provecho personales de unos pocos.
13. Lo
peor que le puede pasar a la UASD es que los expertos en improvisación,
retroceso y persecución politiquera vuelvan a dirigir sus destinos. Ya sabemos
lo perjudicial que resulta esto para la institucionalidad, la transparencia, la
imagen pública y el prestigio de la academia.
14. No
se puede dirigir una universidad en tiempos modernos con una mentalidad
retrógrada.
15. “Me
toca”, “es mi tiempo”, "para cerrar mi ciclo" o “ya para irme” no son
argumentos válidos ni racionales para dirigir el Patrimonio Cultural y Social
más importante y necesario de la República Dominicana.
Continuará…
El autor es servidor universitario