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"El corazón del árbol sabe hacia donde tiene que crecer".
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jueves, 22 de septiembre de 2016

Resolución 2016-247: Un gran reto

Neo Carmona

El Consejo Universitario, declarado en sesión permanente desde el pasado 19 de los corrientes, decidió adoptar medidas para enfrentar el caos y el desorden que como método de lucha usan algunos sectores universitarios para exigir sus justas reivindicaciones.
En ese sentido, se ratificó la resolución No.95-060 del 14 de agosto del 1995, que condena y sanciona la escenificación de desórdenes en las puertas del campus universitario, el secuestro de propiedades de la institución y la presencia de elementos extraños encapuchados.
Del mismo modo, mediante la resolución de 2016-247, se prohíbe en los recintos de la academia el uso de capuchas, caretas y otros atuendos que oculten la identidad de la persona (I); se faculta a la Dirección de Seguridad a conducir ante los organismos universitarios correspondientes a toda persona que se encuentre dentro del campus con careta o encapuchada (II); y se ordena la suspensión automática de cualquier empleado o estudiante que sea sorprendido ocultando su identidad y presentación de su caso a ese superior organismo para las medidas correspondientes (III).

El cumplimiento estricto de estas medidas, necesario para el buen funcionamiento de la más vieja universidad de américa y para evitar así que siga cayendo en el desprestigio y la vergüenza, al permitir que desaprensivos pongan en peligro la vida de estudiantes, profesores y empleados, y propicien la destrucción de sus propiedades, constituye todo un gran reto para el propio Consejo Universitario que tiene la responsabilidad ineludible de erradicar esta práctica.

Es un gran reto, además, para la Dirección de Seguridad porque su trabajo es precisamente el de garantizar la seguridad de los/as universitarios/as y el orden dentro del campus.
Y es también un gran reto para los sectores que integran la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pues tendrán que buscar otros métodos de luchas que vayan acordes con el nivel de una academia de educación superior y al compás de las esperanzas de una sociedad que está cansada de que un pequeño grupo haga lo que le venga en ganas con sus recursos y con el futuro de sus hijos e hijas.

El autor es estudiante y servidor universitario