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Ninja Assassin (2009)


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martes, 25 de julio de 2017

Mi repudio al gobierno de México

Neo Carmona*


Maestras Fidelina de la Rosa (Virtudes)
y Mirna Jiménez de la Rosa
Todo país, libre, soberano e independiente, tiene el derecho a su libre determinación y con ello a reservarse el derecho de admisión a su territorio de cualquier ciudadano/a extranjero/a. Esto con el fin de garantizar la seguridad de su estado y de sus ciudadanos y ciudadanas.

México, país al que le tenemos gran admiración y respeto y al que nos unen fuertes e importantes lazos afectivos y de amistad, no es la excepción.

Sin embargo, a lo que ningún país tiene derecho, y tampoco en esto México es la excepción ni podemos permitírselo, es a dar un trato vejatorio, humillante y denigrante, violatorio de derechos fundamentales de ciudadanos/as extranjeros/as que cumpliendo todas sus leyes y requisitos migratorios requeridos han decidido visitarle.

Tal es el caso de las maestras Fidelina de la Rosa Hidalgo (Virtudes) y Mirna Jiménez de la Rosa, dos distinguidas académicas de la Universidad Primada de América, amigas y compatriotas dominicanas que se disponían a pasar unas vacaciones de 15 días en Ciudad México junto a familiares y amigos allí radicados y a las cuales sin ninguna razón ni justificación, no solo se les denegó arbitrariamente la entrada a Ciudad de México sino que recibieron un trato discriminatorio, de ultraje y humillaciones; siendo sometidas a todo tipo de vejaciones y maltrato verbal y sociológico, en una especie de secuestro, tortura, sin alimentos y en un limbo migratorio imperdonables e impedidas, incluso, de comunicarse con sus familiares, angustiados/as tanto en República Dominicana como en México donde les esperaban.

El colmo de la irresponsabilidad, maltrato y arbitrariedad  de las autoridades de migración mexicanas llegó hasta al punto de pretender, mediante chantajes, amenazas y presiones que las dos maestras firmaran documentos en los cuales aceptaban responsabilidades para justificar esas acciones y que no sólo ellas no habían cometido sino de las cuales no estarían conscientes ya que no les permitían lectura previa de los documentos ni discutieron con ellas como afectadas los términos y las posibles responsabilidades que aceptaban al firmarlos.

Esas acciones irresponsables, perversas y a todas luces injustificadas y discriminatorias por parte del gobierno mexicano a dos distinguidas académicas y dominicanas merecen el repudio de la comunidad académica y nacional por lo que exhortamos al Honorable Consejo Universitario emitir una resolución de condena.

Del mismo modo, también le pedimos al canciller general de la República, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, exigir al gobierno mexicano una investigación al respecto de tan bochornosa actitud contra nuestras compatriotas dominicanas y que los y las responsables sean sancionados/as de forma ejemplarizante así como resarcidas las maestras afectadas y sus familias y con ellas, la dignidad y el respeto que se merece la República Dominicana donde siempre hemos tenido las puertas abiertas para los/as hermanos y hermanas mexicanos y mexicanas y de todo el mundo.

Hasta tanto el gobierno mexicano no se disculpe con las maestras Fidelina de la Rosa Hidalgo (Virtudes) y Mirna Jiménez  de la Rosa, y estas sean debidamente resarcidas, mi total repudio al gobierno mexicano encabezado por su presidente Enrique Peña Nieto, a las autoridades migratorias y generales del aeropuerto de Ciudad de México y a la delegación diplomática de México acreditada en Santo Domingo.    

República Dominicana no se merece ese trato.


El autor es estudiante y servidor universitario
(Dominicano)

Ver testimonio de la maestra Virtudes en el siguiente enlace:




viernes, 21 de julio de 2017

En la UASD no hay inocentes

*Neo Carmona  

Los problemas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) vienen de décadas de irresponsabilidad e incumplimiento gubernamental en cuanto al presupuesto y apoyo que tiene la obligación de darle como Estado así como también del manejo, también irresponsable, que le hemos venido dando al magro presupuesto que recibimos y, naturalmente, como hemos venido distorsionando su misión y filosofía académicas para cada vez más obtener mayores y mejores beneficios en su perjuicio y con ello en desmedro de los/as que solo cuentan con esta institución para superarse y a sus familias; para contribuir al desarrollo nacional.

¿Cómo podemos, desde muestras diferentes posiciones, autoridades, profesores/as, empleados/as y estudiantes, contribuir a la que la UASD salga del atolladero en que la hemos metido todos/as, hasta por omisión e indiferencia, incluso por no luchar lo suficiente para erradicar sus males?

Con sacrificios tanto de beneficios individuales como de clase.

Con el compromiso y convencimiento autenticos de que esta es una academia y como tal, no puede funcionar como un mercado, de espaldas a la sociedad y creyendo que el único aporte que le debemos son los bachilleres que con tanto sacrificio y frustración graduamos cada año.

Con propuestas concretas, aplicables; y aplicándolas nosotros/as mismos/as desde nuestras diferentes funciones y roles.

Con el ejemplo de nuestro accionar a su favor, respetando sus reglamentaciones internas, haciendo valer su estatuto orgánico, haciendo prevalecer la institucionalidad por encima de nuestros intereses personales, grupales, políticos y aspiraciones, seguro que legítimas.

Asumiendo nuestras responsabilidades individuales y de nuestros grupos en el descalabro institucional de la UASD, en la decadencia de sus procesos académicos y administrativos, en sus deficiencias gerenciales y de transparencia, en su falta de eficacia para responder adecuadamente y de forma oportuna a las problemáticas sociales. 

Pero, sobre todo, asumiendo sinceramente el compromiso de luchar hombro a hombro, como un solo cuerpo, para que esta universidad sea de una vez y por todas, un baluarte de la excelencia y la calidad; ejemplo para la sociedad dominicana y no un reflejo de sus peores males y vicios.
  
Es este el momento en que la UASD necesita del concurso sincero de todos y todas para salir adelante, fortalecida. No de populismo barato y politiquero. 

Empecemos a hacer patria.  


*El autor es estudiante y servidor universitario