Hay tanta gente linda
haciendo cosas tan extraordinariamente lindas
mientras mis ojos visten el gris del horizonte
y mis lágrimas se cristalizan en este frío inmenso
de un septiembre que agoniza.
Aun mi tristeza por otro día sin respuestas
se conmueve por la grandeza de una voz amarilla,
tan frágil como la belleza de esos lirios
que jamás adornan mi camino solitario
y me recuerdan que solo tengo estas palabras
que a ninguno llega,
que ninguno entiende
que ni dios escucha.
Entonces veo los cristales desangrarse
y compartiendo mi destino.
Miro al suelo y no agradezco.
Neo Carmona
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