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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Un nuevo presupuesto para una nueva Universidad Primada de América


Neo Carmona

Amén de todas las medidas y correctivos internos a los que innegablemente debe abocarse la Universidad Primada de América para superar de una vez y por todas el déficit en sus nóminas y en sus operaciones cotidianas y para ganarse la confianza del Estado (también amén de que este no tiene la más mínima calidad para ello y sin que esto sirva para condicionar ni justificar el incumplimiento de las leyes) así como de toda la sociedad dominicana para que la respalde en sus justas demandas.

Amén de que la UASD debe dar muestras de que puede manejar sus finanzas y recursos económicos con responsabilidad y pulcritud y para el desarrollo exclusivo de su misión educativa en favor de los hijos y las hijas de este pueblo.

Amén de que la transparencia y el respeto a la institucionalidad deben ser los estandartes que rijan todos los procesos de la academia, internos y externos.

Lo cierto es que no podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva, que pueda afrontar con éxitos sus retos y que sea capaz de aportar a la sociedad egresados y egresadas de calidad que se inserten eficazmente al mercado productivo y laboral; una universidad que vuelva a ser la voz y la conciencia que necesita nuestro pueblo si el Estado no cumple con su obligación y le inyecta los recursos económicos que necesita y que consagran nuestras leyes y la Constitución de la República.

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva cuando nuestros docentes tienen secciones hasta con 90 estudiantes?

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva sin laboratorios ni los utensilios y materiales necesarios para desarrollar las prácticas correspondientes?

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva sin aulas con las condiciones mínimas para para que se lleve a cabo eficazmente el proceso enseñanza aprendizaje?

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva sin invertir en investigaciones que resulten en patentes y que aporten soluciones a problemáticas sociales que afectan no solo a la República Dominicana sino a otros países y regiones?

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva cuando nos vemos impedidos de ofrecer a nuestros estudiantes cada semestre las secciones necesarias y sus respectivos profesores para que puedan desarrollar en el tiempo previsto su plan de estudios?

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva con planes de estudios y programas del siglo pasado en pleno siglo XXI y en la era de internacionalización, de la comunicación y de la información?

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva si no somos capaces de ofrecer a nuestros estudiantes los recursos didácticos mínimos para su formación académica?

¿Podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva sin profesores actualizados, sin maestrías ni doctorados porque son obreros de la tiza y el borrador y tienen que enfrentarse a la cruda realidad de 40 créditos semanales, algo que no sucede en ninguna universidad moderna, y que no les da tiempo ni siquiera para invertir en mejorar su calidad de vida?

¿Podemos de verdad hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva con una política de “puertas abiertas” que recibe a más de 40 mil nuevos bachilleres al año aún a sabiendas de que no hay ni aulas ni profesores para formarlos como se debe?

¿Podemos de verdad hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva cuando tenemos que emplear el 30% del magro presupuesto que recibimos en tratar de subsanar las deficiencias con las que llegan los bachilleres de las escuelas públicas en todas materias básicas, elementales para la formación universitaria?

¿Podemos de hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva cuando pesa más el pago de las nóminas que el apoyo a los procesos de formación de docentes y estudiantes?

¿Podemos de verdad hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva con una burocracia tan costosa?

¿Podemos de verdad hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva con gobierno irresponsable y que no discrimina a la hora de invertir decenas de miles de millones en campañas políticas para perpetuarse en el poder y en la corrupción de sus funcionarios y funcionarias pero que no es capaz de entender que el verdadero desarrollo de los pueblos esta en invertir en su educación?

La lista de preguntas es tan interminable como tan deprimente que resulta el contundente “NO” de cada respuesta.

Es evidente que bajos las condiciones actuales de déficit y ahogamiento económico por parte del gobierno y de las elites empresariales de la educación privada que ansían quedarse con el presupuesto que nos corresponde para repartírselos entre unos cuantos y que solo sus hijos y sus hijas tengan derecho a la educación y superación personal y académica, es imposible que nuestra Institución pueda ser en verdad el faro de luz que guie a nuestro pueblo y a sus hijos e hijas, como niveladora social por excelencia y como única y mejor opción con que cuenta la juventud dominicana para su formación académica, intelectual y profesional.

Una nueva universidad, moderna, competitiva y de calidad; de excelencia, necesita un nuevo presupuesto. Si no el que le corresponde por ley, al menos el que le permita cabalmente cumplir su misión.

El autor es estudiante y servidor universitario

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