Neo Carmona
Amén de todas las medidas y
correctivos internos a los que innegablemente debe abocarse la Universidad
Primada de América para superar de una vez y por todas el déficit en sus nóminas
y en sus operaciones cotidianas y para ganarse la confianza del Estado (también
amén de que este no tiene la más mínima calidad para ello y sin que esto sirva
para condicionar ni justificar el incumplimiento de las leyes) así como de toda
la sociedad dominicana para que la respalde en sus justas demandas.
Amén de que la UASD
debe dar muestras de que puede manejar sus finanzas y recursos económicos con
responsabilidad y pulcritud y para el desarrollo exclusivo de su misión educativa
en favor de los hijos y las hijas de este pueblo.
Amén de que la transparencia
y el respeto a la institucionalidad deben ser los estandartes que rijan todos
los procesos de la academia, internos y externos.
Lo cierto es que no
podemos hablar de educación de calidad y de una universidad competitiva, que
pueda afrontar con éxitos sus retos y que sea capaz de aportar a la sociedad egresados
y egresadas de calidad que se inserten eficazmente al mercado productivo y
laboral; una universidad que vuelva a ser la voz y la conciencia que necesita
nuestro pueblo si el Estado no cumple con su obligación y le inyecta los
recursos económicos que necesita y que consagran nuestras leyes y la Constitución
de la República.
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva cuando nuestros docentes tienen
secciones hasta con 90 estudiantes?
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva sin laboratorios ni los utensilios
y materiales necesarios para desarrollar las prácticas correspondientes?
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva sin aulas con las condiciones mínimas
para para que se lleve a cabo eficazmente el proceso enseñanza aprendizaje?
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva sin invertir en investigaciones que
resulten en patentes y que aporten soluciones a problemáticas sociales que
afectan no solo a la República Dominicana sino a otros países y regiones?
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva cuando nos vemos impedidos de
ofrecer a nuestros estudiantes cada semestre las secciones necesarias y sus
respectivos profesores para que puedan desarrollar en el tiempo previsto su
plan de estudios?
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva con planes de estudios y programas
del siglo pasado en pleno siglo XXI y en la era de internacionalización, de la comunicación
y de la información?
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva si no somos capaces de ofrecer a
nuestros estudiantes los recursos didácticos mínimos para su formación académica?
¿Podemos hablar de educación
de calidad y de una universidad competitiva sin profesores actualizados, sin maestrías
ni doctorados porque son obreros de la tiza y el borrador y tienen que
enfrentarse a la cruda realidad de 40 créditos semanales, algo que no sucede en
ninguna universidad moderna, y que no les da tiempo ni siquiera para invertir
en mejorar su calidad de vida?
¿Podemos de verdad hablar
de educación de calidad y de una universidad competitiva con una política de “puertas
abiertas” que recibe a más de 40 mil nuevos bachilleres al año aún a sabiendas
de que no hay ni aulas ni profesores para formarlos como se debe?
¿Podemos de verdad hablar
de educación de calidad y de una universidad competitiva cuando tenemos que
emplear el 30% del magro presupuesto que recibimos en tratar de subsanar las deficiencias
con las que llegan los bachilleres de las escuelas públicas en todas materias básicas,
elementales para la formación universitaria?
¿Podemos de hablar de
educación de calidad y de una universidad competitiva cuando pesa más el pago
de las nóminas que el apoyo a los procesos de formación de docentes y
estudiantes?
¿Podemos de verdad hablar
de educación de calidad y de una universidad competitiva con una burocracia tan
costosa?
¿Podemos de verdad hablar
de educación de calidad y de una universidad competitiva con gobierno
irresponsable y que no discrimina a la hora de invertir decenas de miles de
millones en campañas políticas para perpetuarse en el poder y en la corrupción de
sus funcionarios y funcionarias pero que no es capaz de entender que el
verdadero desarrollo de los pueblos esta en invertir en su educación?
La lista de preguntas
es tan interminable como tan deprimente que resulta el contundente “NO” de cada
respuesta.
Es evidente que bajos
las condiciones actuales de déficit y ahogamiento económico por parte del
gobierno y de las elites empresariales de la educación privada que ansían quedarse
con el presupuesto que nos corresponde para repartírselos entre unos cuantos y
que solo sus hijos y sus hijas tengan derecho a la educación y superación personal
y académica, es imposible que nuestra Institución pueda ser en verdad el faro
de luz que guie a nuestro pueblo y a sus hijos e hijas, como niveladora social
por excelencia y como única y mejor opción con que cuenta la juventud
dominicana para su formación académica, intelectual y profesional.
Una nueva
universidad, moderna, competitiva y de calidad; de excelencia, necesita un
nuevo presupuesto. Si no el que le corresponde por ley, al menos el que le
permita cabalmente cumplir su misión.
El autor es estudiante
y servidor universitario
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