El Consejo Universitario, declarado en sesión
permanente desde el pasado 19 de los corrientes, decidió adoptar medidas para
enfrentar el caos y el desorden que como método de lucha usan algunos sectores
universitarios para exigir sus justas reivindicaciones.
En ese sentido, se ratificó la resolución No.95-060 del 14 de agosto del 1995, que condena y
sanciona la escenificación de desórdenes en las puertas del campus
universitario, el secuestro de propiedades de la institución y la
presencia de elementos extraños encapuchados.
Del mismo modo, mediante la resolución de 2016-247, se prohíbe
en los recintos de la academia el uso de capuchas, caretas y otros atuendos que
oculten la identidad de la persona (I); se faculta a la Dirección de Seguridad
a conducir ante los organismos universitarios correspondientes a toda persona
que se encuentre dentro del campus con careta o encapuchada (II); y se ordena la
suspensión automática de cualquier empleado o estudiante que sea sorprendido
ocultando su identidad y presentación de su caso a ese superior organismo para
las medidas correspondientes (III).
El cumplimiento estricto de estas medidas, necesario para el buen funcionamiento de la más vieja universidad de américa y para evitar así que siga cayendo en el desprestigio y la vergüenza, al permitir que desaprensivos pongan en peligro la vida de estudiantes, profesores y empleados, y propicien la destrucción de sus propiedades, constituye todo un gran reto para el propio Consejo Universitario que tiene la responsabilidad ineludible de erradicar esta práctica.
Es un gran reto, además, para la Dirección de Seguridad
porque su trabajo es precisamente el de garantizar la seguridad de los/as
universitarios/as y el orden dentro del campus.
Y es también un gran reto para los sectores que
integran la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pues tendrán que buscar
otros métodos de luchas que vayan acordes con el nivel de una academia de
educación superior y al compás de las esperanzas de una sociedad que está
cansada de que un pequeño grupo haga lo que le venga en ganas con sus recursos
y con el futuro de sus hijos e hijas.
El autor es estudiante y servidor universitario
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